Orgasmo Tántrico
Desde el Tantra se distinguen dos tipos de orgasmos llamados: Orgasmo-Cumbre y Orgasmo-Valle
El orgasmo cumbre es el orgasmo corriente, en el cual llegas a una cima de excitación que deja paso a la explosión, la descarga. La energía se libera, se pierde. Los movimientos son intensos y van aumentando en velocidad y frecuencia. Es el “hacer” para “llegar”. El estímulo se concentra en los genitales y la tensión se focaliza en la zona pélvica. Al producirse el orgasmo sobreviene la relajación y un gran alivio en la descarga de la tensión sexual.
El orgasmo valle u orgasmo tántrico no te lleva a ninguna cumbre de excitación, sino hacia un valle de relajación, no se centra en el “hacer” sino en el “estar” con tu amante. Abundan los abrazos, casi no se producen los movimientos, que son lentos y serenos, sólo cuando se siente pérdida de excitación o erección se retoma algo más de movimiento.
No hay apuro, hay una tensión sexual que se sostiene, se busca permanecer sin eyacular, sin soltar la energía. La excitación se prolonga, se mantiene, pero no explota. Es la excitación en estado de relajación, oleadas de tensión y relajación energizan los cuerpos provocando una sensación de enorme bienestar. La mente está allí presente, la pareja en mutua cercanía, la respiración consciente y serena, aceptación del otro, intimidad de la pareja física y espiritual.
Se dice que el secreto del sexo tántrico es tenerlo justamente, después del sexo. La unión, base del Tantra en la pareja, surge con mayor intensidad después del orgasmo.
El sexo y el orgasmo corriente y conocido, pueden, quizás, ser necesarios, en un primer momento para así luego poder vivir el sexo tántrico a plena relajación, unión y amor!
De Frida Kahlo (pintora mexicana 1907-1954):
"No se trata de renunciar al sexo, estoy lejos de apelar al puritanismo, pero sí de transformar nuestra relación con el. Intentemos llevarlo más allá de ser sencillamente un acto biológico que responde a impulsos no asimilados. El intercambio físico con el otro es un medio más para reconectar con la fuente. Haz el amor. Medita mientras conectas con el otro. Sacraliza cada acto, las fronteras se funden y nace la magia. Escoge un amante que te mire como si quizas fueras magia."
Lic. Patricia